traducido por María Luisa Prieto.
CELEBRACIÓN
DEL DÍA Y DE LA NOCHE
El día cierra la verja de su jardín,
se lava los
pies y se pone el manto
para recibir a
su amiga la noche.
El crepúsculo
avanza lentamente.
En sus hombros
hay manchas de sangre,
en sus manos
una rosa
La aurora
avanza ruidosa.
Sus manos
abren el libro del tiempo
y el sol pasa
las páginas.
En el umbral
del ocaso
el día rompe
sus espejos
para conciliar
el sueño.
Los momentos
son olas del tiempo.
Cada cuerpo es
una playa.
El tiempo es
viento
que sopla del
lado de la muerte.
La noche
abotona la camisa de la tierra.
El día la
desnuda.
Es el alba:
en el balcón
las flores se frotan los ojos,
en la ventana
ondean las
trenzas del sol.
El día ve con
las manos,
la noche ve
con todo el cuerpo.
Si el día
hablara,
anunciaría la
noche.
Suave es la
mano de la noche
en las trenzas
de la melancolía.
El día no sabe
dormir
más que en el
regazo de la noche.
Se le concedió
a mi tristeza
ser una
continua noche.
El pasado,
lago para un
solo nadador:
el recuerdo.
La luz:
vestido
que a veces
teje la noche.
El crepúsculo:
única almohada
en la que se
abrazan el día y la noche.
La luz sólo
actúa despierta.
La oscuridad
sólo actúa dormida.
Los sueños de
la noche son hilos con los que tejemos
los trajes del
día.
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